SIN PRISA, PERO SIN PAUSA
Así como una
minúscula semilla se libera de su capa protectora e inicia el ciclo de la vida.
También en nuestra carrera de coaches, es necesario hacer todo un camino
previo.
Sembrados en tierra
fértil, nos damos los cuidados necesarios, limpiamos nuestro espacio de malezas
que impiden nuestra visión y crecimiento. Nuestras raíces van profundizando más
y más. Al tiempo que nuestras ramas se expanden y elevan.
Comenzamos a dar
hojas y a fructificar. Con sumo esmero y cuido, sin dejar de nutrirnos con el
mejor alimento. De esta manera, al fin nuestros frutos llegan a ser
aprovechados; Unos de forma inmediata, por quién tiene hambre voraz, otros se
toman su tiempo en degustar, saborear y digerir. Otros caen a tierra y sirven a
su vez en descomposición para crear más tierra fértil.
Todo en suma, es
aprovechado de principio a fin. Para convertirnos finalmente en un majestuoso
árbol que oscila en medio de las tormentas, resistiendo las heladas del invierno y los calores del
estío. Sus ramas se desgajan y vuelven a brotar con brío. Bello, imperturbable,
majestuoso...capaz de acoger bajo sus frondosas ramas, a todo aquel que se acerca, en ese cruce del camino.
Isabel González-Coach
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